¿Puedes usar técnicas de visualización para mejorar tu fuerza?
La visualización es una habilidad que los atletas a menudo usan antes de la competencia para ensayar mentalmente cada aspecto de su evento. A menudo verá a los corredores de esquí o gimnastas o buzos haciendo tal ejercicio antes de competir. Ojos cerrados, cabezas bamboleándose y tejiéndose y cuerpos moviéndose lentamente a través de todas las puertas o rotaciones en una competencia imaginaria. Muchos atletas creen, y algunas investigaciones respaldan sus afirmaciones de que este ensayo sí proporciona una ventaja competitiva en el campo.
La capacidad de un atleta para usar el poder del ensayo mental para mejorar sus habilidades reales y el rendimiento posterior es algo así como un misterio, pero la creencia general es que dicha práctica aumenta la confianza y ayuda a construir los caminos en el sistema nervioso que están alineados con la reducción distracciones y ansiedad Otros señalan la habilidad del atleta para mejorar el enfoque y la atención y, al igual que en una meditación, la visualización mental no es tan diferente de la práctica física real, ya que ayuda a un atleta a prepararse para su deporte.
Quizás aún más misterioso es el hecho de que una nueva investigación sugiere que la visualización en realidad puede fortalecer los músculos. Investigadores de la Cleveland Clinic Foundation en Ohio investigaron los beneficios de la fuerza de imaginar el ejercicio de un músculo. Informaron que solo pensar en el ejercicio ayudaba a mantener la fuerza muscular en un grupo de sujetos.
Dividieron a 30 adultos jóvenes sanos en 3 grupos. Durante 15 minutos al día, cinco días a la semana durante 12 semanas, el Grupo # 1 imaginó ejercitar el músculo de su dedo meñique. El grupo # 2 imaginó ejercitar su músculo bíceps y el Grupo # 3 actuó como un grupo de control y no hizo ningún ejercicio imaginario. A los de los primeros dos grupos se les pidió que pensaran lo más posible acerca de mover el músculo que se estaba probando, para hacer que el movimiento imaginario fuera lo más real posible.
Los investigadores midieron la fuerza muscular antes, durante y después de las sesiones de entrenamiento.
El grupo n. ° 1 (los que ejercitaron los dedos) aumentó su fuerza en un 53 por ciento, el grupo número 2 (el grupo de bíceps) aumentó la fuerza en un 13.4 por ciento.
Suena increíble, pero después de tener en cuenta que las mediciones de la actividad cerebral del participante durante cada sesión de visualización sugieren que estos aumentos de la fuerza en realidad se debieron a mejoras en la capacidad del cerebro para señalar la actividad muscular. Con este entendimiento, es más fácil entender cómo la visualización puede mejorar no solo las contracciones musculares, sino también muchas habilidades atléticas.
Los investigadores esperan que estos resultados ayuden en las técnicas y terapias de rehabilitación para pacientes con accidente cerebrovascular, así como en aquellos con lesiones de la médula espinal, y posiblemente mejoren los protocolos de rehabilitación tradicionales para los atletas lesionados. Los investigadores también creen que cualquiera que tenga dificultades para hacer ejercicios físicos puede usar el entrenamiento mental y los métodos de ensayo mental para mejorar la fuerza muscular que pueden haber perdido o mantener la fuerza muscular que tienen.
Incluso con un estudio de investigación tan interesante, está claro que cuando se trata de desarrollar fuerza y potencia para un deporte específico, realmente no hay sustituto para el entrenamiento de fuerza real.
Los ejercicios específicos del deporte siguen siendo el método más efectivo para construir y mantener la fuerza muscular, la velocidad, el poder y la coordinación. Para los atletas, los ejercicios de visualización mental y de visualización pueden ser útiles cuando se recuperan de lesiones, pero probablemente no sean la mejor forma de desarrollar fuerza para los deportes.
Fuente: del poder mental al poder muscular; ganando fuerza usando la mente, Vinoth K. Ranganathan, Vlodek Siemionowa, Jing Z. Liu, Vinod Sahgal, Guang H. Yue, Neuropsychologia 42 (2004) 944-150; 956.